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En cada lugar concreto debemos superar el fenómeno de configurar acciones políticas sin haberlas preparado y elaborado a fondo
29. En algunos casos, la línea de agrupar y de especializar nuestra estrategia de acuerdo con las condiciones de cada ámbito concreto se lleva a cabo de manera mecanicista, no elaborada, por lo que se hace difícil concentrar a fuerzas populares trabajadoras nuevas, sin experiencia, que vacilan o incluso sienten miedo. Por tanto, resulta difícil que se escapen de la política de la patronal, de los partidos burgueses, del reformismo, del oportunismo.
El CC, sin dar orientaciones y soluciones detalladas para cada caso particular, debe instruir y ayudar a los miembros y a los cuadros del Partido y de la KNE a pensar sobre cada problema, a adquirir criterios, a hacer uso de su mayor o menor experiencia, a hacer uso de los documentos del Partido, a mostrar espíritu de iniciativa, a buscar soluciones a los problemas, a estudiar el resultado. El CC debe ayudar a fin de que los miembros y los cuadros se percaten de errores para corregirlos.
Hay que resaltar, especialmente en el Congreso, tanto la experiencia positiva que hemos acumulado como también la negativa, errores de táctica, errores en el modo de enfrentar problemas. Particularmente en el movimiento obrero sindical, pero también en otros sectores, en la lucha y en el esfuerzo por sumar fuerzas, es común la falta de especificidad, la organización relativamente mecanicista de la lucha ideológica y de la agrupación de fuerzas. Nuestra crítica correcta, nuestra polémica es a menudo indefinida y sentenciosa, no es probatoria y concreta. Hacer crítica, diciendo que unos partidos tienen una política de “gestión de la crisis”, no resulta siempre comprensible para los obreros, para las capas populares, ni mucho menos demuestra el carácter antipopular de esta política; tenemos datos concretos y elaboraciones que nos facilitan una crítica política argumentada, es decir, podemos demostrar por qué la política de estos partidos se mueve de acuerdo a los intereses de la burguesía y, por tanto, en detrimento de los intereses de la mayoría de la sociedad.
Muchas veces, los propios miembros del CC orientamos mal a los camaradas, los grupos partidarios y los órganos que dirigimos, con consignas y trasladando textos del Partido a los comunicados sindicales, sin previa discusión a fondo con los miembros de las juntas directivas. Una confrontación ideológica acertada no consiste en la agudización superficial de la expresión verbal, y esta última tampoco nos protege del ataque ideológico del adversario de clase y de los oportunistas de todo tipo.
Con esto, sin embargo, no concluimosque la correlación negativa sea una cuestión propagandística, que no depende del funcionamiento material y político del capitalismo en Grecia y a nivel internacional, en condiciones de altísimo crecimiento de la productividad del trabajo, de prolongada legalidad parlamentaria burguesa y de tantos factores más. En estas circunstancias, conectar nuestras reivindicaciones con el socialismo, la sociedad por la que luchamos, requiere un amplio conocimiento de cuestiones y problemas nuevos, señalando las causas de estos problemas y cuestiones en base a argumentos, a una confrontación constante con la política burguesa y una conexión gradual con la perspectiva socialista.
Nuestra acción para organizar el movimiento obrero, para organizar las masas, para agrupar fuerzas – con los graves problemas que afrontan, como punta de lanza - y la labor por promover la alianza social enfrentan la presión objetiva que ejercen fuerzas obreras-populares, pero también fuerzas pequeñoburguesas, para lograr soluciones aquí y ahora, para obtener conquistas, incluso de demandas gremiales.
La respuesta a esta presión no es, por cierto, la opinión profundamente equivocada y marginalmente expresada, de que el “atrincheramiento ideológico-político”, incluso un “sectarismo” temporal, pudiera protegernos de la presión oportunista del largo período contrarrevolucionario, lo cual no ha sido transitorio, como de hecho queda demostrado. Lo que necesitamos es lo contrario: dentro del esfuerzo por organizar las masas y agrupar fuerzas, y no fuera de estos procesos, debemos desarrollar nuestra capacidad de llevar a cabo el debate con otras fuerzas, puntos de vista y posiciones. Debemos ser capaces de enfrentar a las llamadas a “echar agua al vino”; examinar cuidadosamente las demandas y el marco político que las sustenta, no resbalar hacia "demandas mínimas" o hacia la lógica del "programa mínimo"; no retractarnos en nuestra crítica a otras fuerzas en nombre de una “amplia agrupación de fuerzas”. En general: no ceder a la presión, que será fuerte.
30. Una cuestión clave es aclarar con qué criterios participamos en iniciativas, acciones y movilizaciones que surgen a nivel local. Es fundamental partir de la valoración del problema, de la demanda que se ha configurado, y no de la correlación ideológico-política entre los participantes, mientras que la amplitud relativa de la movilización tampoco puede dejarnos indiferentes. Sobre esta base, podemos superar también cierta vacilación de las fuerzas del Partido en participar con dinamismo en actividades de organizaciones y agrupaciones que no surgen por nuestra iniciativa. Al mismo tiempo, debemos estar alerta frente a la práctica de fuerzas oportunistas, de reunir sus fuerzas en nombre de algún problema y buscar atacarnos por el flanco, promoviendo supuestamente “la unidad desde abajo en contradicción con el sectarismo de los líderes del KKE”. Es necesario examinar cada vez en concreto y colectivamente tales acciones: nuestras fuerzas deben estar cabalmente preparadas para el debate ideológico.
La cuestión principal, lo que tiene mayor importancia, es evaluar a tiempo el estado de ánimo que se manifiesta por cualquier problema que está agudizándose; es tomar iniciativas, ya que, donde dejamos una brecha o nos falta resolución o iniciativas, la iniciativa se presentará dirigida por fuerzas de orientación dudosa, y dentro de ella la confrontación se hará difícil. Lo principal es lograr que nuestras fuerzas estén armadas en lo ideológico, político y organizativo con nuestras posiciones, con nuestra actitud integral frente al oportunismo, para no ser vulnerables frente a presiones y, además, -apoyadas en su accionar, en sus argumentos en el debate ideológico-político– para trabajar dentro del movimiento de tal manera que logren liberar fuerzas de las garras del oportunismo y las obsesiones anti-KKE que cultiva el oportunismo.
31. Tomando en cuenta lo anterior, debemos fortalecer todo el Partido y la KNE, especialmente a los miembros reclutados en los últimos años, para que adquieran reflejos sólidos frente al oportunismo y, sobre todo, para que puedan sobreponerse ante sus hipócritas maniobras de “acción común” en nombre del frente “antimemorando”, “antineoliberal”, “antiderecha”, “antifascista”, como sea que este frente se muestre cada vez, en la intención de imponer la línea de un programa mínimo de reformas, de un gobierno de transición en el terreno del capitalismo; para arrastrarnos a colaboraciones con partidos burgueses, como SYRIZA, cuya experiencia gubernamental, aunque negativa, es valiosa para el fortalecimiento de las fuerzas revolucionarias.
Lo fundamental es no subestimar el papel del oportunismo tanto en condiciones capitalistas como socialistas, ya que su fuente es objetivamente inagotable y su papel contrarrevolucionario conduce a socavar y a difamar el movimiento. En sus transformaciones superficiales e intencionadas, algunos cuadros y miembros de organizaciones oportunistas se muestran a veces defendiendo la estrategia anterior del Partido, otras veces defendiendo gobiernos de transición, objetivos políticos de transición, pero también defendiendo el rechazo del Partido Comunista como vanguardia consciente de la clase obrera del país etc. El papel del reformismo es igualmente peligroso: ejerce presión sobre las fuerzas obreras-populares por soluciones políticas y reformas inmediatas en el terreno del capitalismo, socavando de forma abierta o camuflada la lucha revolucionaria de clases. Todo esto no significa que no existan márgenes para apartar de su influencia a obreros, estudiantes, científicos, a otros trabajadores que les siguen o sobre los cuales influyen tales fuerzas. Los miembros del Partido deben ser guiados correcta y sistemáticamente en esta materia, para que puedan ejercer, delante de fuerzas populares más amplias, nuestra crítica, para que puedan hacer clara nuestra negativa a los puntos de vista y al accionar, a la práctica del oportunismo y del revisionismo en el movimiento.
32. La conciencia del momento histórico en que nos encontramos, de retroceso del movimiento obrero, de mayores dificultades para lograr resultados más concretos, nos obliga a luchar incansablemente para mejorar el estado del factor subjetivo, para fortalecer las Organizaciones Partidarias, vinculando en todo momento la función y acción de direccióndel Partido, como también la dirección política del Partido a la clase obrera, mediante nuestra estrategia, nuestro Programa, las conclusiones de la trayectoria del movimiento comunista, de las necesidades actuales de la lucha de clases.
Las contradicciones que vivimos muestran la necesidad de un gran esfuerzo, a través de discusiones, reuniones, jornadas de formación etc., para que cuestiones cruciales del dilema “capitalismo-socialismo” sean comprendidas en una mayor amplitud de temas por gente joven, de mente relativamente inquieta que ve los problemas del capitalismo, pero no percibe el socialismo como algo actual; que tiene dificultad - por los apuros cotidianos de la vida, del trabajo, de la maternidad, que también los afectan - en participar de manera estable en el movimiento, en las luchas, cuando estas no están en auge. Son problemas que tienen una profundidad mayor de lo que a menudo se percibe, que están relacionados incluso con la forma de organización del trabajo y de la vida social en general. Se exige una contienda constante contra la influencia que estas condiciones tienen sobre gente que lucha, también en nuestras filas, influencia que se intensificará a medida que pase el tiempo y no haya condiciones para un auge dinámico de la lucha de clases, para el reagrupamiento del movimiento obrero-popular en nuestro país y del Movimiento Comunista Internacional.
En esta etapa, la consciencia, la estimación del grado de disposición combativa no nos debe conducir a bajar las exigencias a nuestro propio trabajo que conciernen a todos los sectores: a la iniciativa, a la elaboración del plan, del contenido y las formas de acción, de la propaganda; a los objetivos de movilización de fuerzas, de renovación del entorno y de las fuerzas partidarias con obreros y obreras, camaradas más jóvenes, en ramas en desarrollo, en sectores de importancia estratégica.
Es responsabilidad de la dirección del Partido que no se cubran debilidades y problemas por la acción del “todo”, para que lo que hacemos contribuya de la manera más acertada posible al fortalecimiento de cada Organización Partidaria.
Los camaradas de los órganos directivos del partidoestán en la primera fila, dispuestos a aportar, con método; asumen la responsabilidad de orientar y participan en la intervención y acciones inmediatas. Al mismo tiempo, en cada caso particular es necesaria la correspondencia entre palabras y hechos; las observaciones correctas deben ir acompañadas por el esfuerzo correspondiente de mejora individual y colectiva en el área que le está asignada a cada cuadro. Hace falta discutir a fondo sobre cómo alcanzar lo mejor que podamos hacer en lo que nos corresponde, sin muchas explicaciones y sin transferir responsabilidades. Cada órgano directivo y cada cuadro debe asumir enteramente su propia responsabilidad.Así podríamos afirmar con convicción, que cada problema se soluciona en su momento.
Esta cuestión se expresa también en el compañerismo individual y colectivo y en el modo que este se cultiva, partiendo de los órganos directivos y llegando a las OBP; en la calidad del debate y de la acción colectiva, en el control creativo colectivo, en las posibles acciones correctivas.
33. A través del control creativo y concreto de la experiencia de luchas, el CC en su conjunto debería poner aún mayor énfasis en dejar clara la relación del Partido con las organizaciones sindicales obreras, las demás organizaciones de trabajadores, las organizaciones de trabajadores autónomos de la ciudad y del campo, las organizaciones de la juventud y de las mujeres. El problema se vuelve cada vez más complejo en condiciones de crisis y de reagrupamiento del movimiento, de promoción de la alianza social; en condiciones en que todavía pesa el retroceso, aunque la lucha obrera y popular tiene que orientarse objetivamente hacia el socialismo.
Aspectos que hemos elaborado en congresos anteriores, y recientemente en el XX Congreso, no parecen haberse asimilado dentro del Partido, precisamente porque el control de las decisiones y de los resultados no se realiza a la luz de nuestras elaboraciones, después de una lucha o durante el proceso de una iniciativa en desarrollo.
Todavía, algunos miembros y cuadros parecen confundir hoy en día la orientación de politizar el movimiento, allanando las diferencias entre el Partido y el sindicato con orientación de clase. Algunos hablan como si el PAME fuera el líder ideológico-político del movimiento obrero. De esta forma no se va radicalizando el movimiento en una dirección de clase, sino que - ciertamente sin querer - se va sustituyendo al Partido. Varios miembros y cuadros allanan las diferencias que por su naturaleza existen entre un sindicato, un comité de lucha por un problema particular, una asociación de mujeres o una asociación de padres. Todo esto refleja debilidades en el trabajo de dirección del Partido que se agravan en la base partidaria. Muchas veces no se percibe que estos puntos de vista son erróneos, que hacen daño y dificultan nuestro trabajo. Debemos dar respuestas sin reservas, como camaradas, en los órganos del Partido, en las OΒP y respectivamente en la KNE, no solo a opiniones que tienden claramente hacia el oportunismo o que están bajo su influencia, sino también a opiniones que expresan ignorancia y confusión.
Se ha acumulado ya bastante experiencia dentro del movimiento. Por ejemplo, en las Conferencias Panhelénicas para los autónomos de la ciudad y del campo, hemos adquirido experiencia de cómo trabajar con agrupaciones radicales, cómo adaptar el trabajo a nuevas realidades y - en base a la experiencia ganada – cómo trabajar con fuerzas políticamente desorientadas, cómo manejar asuntos cuando no tenemos la mayoría absoluta o cuando fuerzas nuevas, sin experiencia, entran masivamente en la lucha debido al agravamiento de los problemas.
Aunque habíamos localizado correctamente algunos esquematismos en la cuestión de fomentar la alianza social en una dirección anticapitalista-antimonopolista, todavía existen problemas en la práctica. Al planificar movilizaciones conjuntas del PAME, de las organizaciones campesinas, de los trabajadores por cuenta propia, del Frente Militante de Estudiantes, de la Federación de Mujeres de Grecia no se lleva a cabo un debate sustancial, a fin de profundizar la acción conjunta, de hacer la lucha más eficaz.
34. En el marco de la acción colectiva, hay que garantizar que los cuadros dispongan del tiempo y espacio necesarios para prepararse y participar cabalmente en la discusión dentro de los órganos de dirección, en los grupos del Partido, en las OBP, a fin de afrontar la debilidad que existe en la elaboración de marcos de lucha y reivindicaciones que tengan la profundidad ideológica requerida, en la comprensión de los criterios de selección de las demandas, en trabajar la línea de agrupación, pero también en cuestiones relativas a la estructura del movimiento sindical.
Una serie de cuadros de los órganos directivos que están a cargo del trabajo sindical, aunque activos en la lucha, a menudo no se preparan suficientemente para contribuir a elaborar una síntesis de la experiencia del desarrollo y del avance de la lucha de clases. Es un problema que hay que afrontar de forma práctica y decisiva, porque nos encontramos en un período de transición hacia una generación de cuadros sindicales que necesitan adquirir y desarrollar características multifacéticas para salir adelante en las actuales condiciones de organización del trabajo sindical, ampliando aún más la capacidad colectiva de las y los comunistas de ser organizadores de masas, arraigados en los centros de trabajo.
Nos estamos quedando atrás en destacar a los miembros del Partido como verdaderos líderes populares en todo lo que concierne a la familia obrera-popular, al trabajo o al lugar de residencia y de estudio, principalmente a nivel de la OBP y de los Comités Sectoriales del Partido y de la KNE. Sin este factor, el trabajo ideológico y político quedará fragmentado y sin fundamento sólido. Hay que poner especial cuidado hoy en día en formar cuadros, miembros y órganos que no reproduzcan los axiomas teóricos en general, sin poder ponerlos en práctica, sin vincularlos al trabajo de vanguardia en el ámbito donde actúan, en el movimiento de masas, en todas partes. Obviamente, no es fácil invertir esta situación de la noche a la mañana, pero se trata de un camino de sentido único y se necesita tomar medidas tanto desde “arriba” como desde “abajo”.
Todavía no estamos libres de problemas en la formación y el funcionamiento de los grupos del Partido, especialmente en las organizaciones sindicales de primer grado; problemas relativos a las tareas de estos grupos, a la manera en que tratan de llevar a la práctica las resoluciones del Partido respecto a la responsabilidad de los comunistas en el funcionamiento y la orientación de los sindicatos. Sigue faltando una planificación a largo plazo referente a la rama y el área de responsabilidad, al mejoramiento del grado de organización, al análisis de la intervención del adversario, al funcionamiento del sindicato; a los temas que se abren, al marco reivindicativo que elaboramos, a nuestros objetivos para ampliar la vanguardia y la infraestructura en el movimiento, a la disposición de fuerzas que se requiere. En los planes de acción, a menudo se sobrecarga a la junta de dirección, el trabajo no se reparte, la acción adquiere la forma de campañas temporales de cara a determinadas estaciones. En los grupos del Partido de organizaciones sindicales secundarias (Federaciones y Centros Laborales) se lleva a cabo una discusión demasiado general sobre la situación, se aporta una experiencia indefinida que resulta fatigosa e ineficaz.