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Discurso del SG del CC del KKE Dimitris Koutsoumpas en el Encuentro de los Partidos Comunistas y Obreros de la Región del Mediterráneo Este, del Mar Rojo y del Golfo Pérsico, el jueves 20 de junio de 2013

Estimados camaradas:

El KKE les da la bienvenida a Atenas en las labores del encuentro de los Partidos Comunistas y Obreros de la región. Sentimos especial alegría y un honor recibirles una vez más aquí, en Atenas, en condiciones muy difíciles para el pueblo de Grecia, de una crisis económica larga y profunda, en condiciones difíciles también para los pueblos de la región.

Grecia, que está experimentando el quinto año consecutivo de la crisis capitalista, la región en general donde se están intensificando las contradicciones interimperialistas, las intervenciones imperialistas y el peligro de una guerra imperialista generalizada, demuestran a los pueblos de todo el mundo una verdad importante: la crisis capitalista va mano a mano con la guerra capitalista.

Las contradicciones interimperialistas en la región están aumentando el peligro de conflictos militares locales que tendrán un carácter más general, ya que en la región más amplia entran en conflicto centros imperialistas y bloques de fuerzas, en condiciones de crisis continuas y repetidas, de profundización de la crisis en el seno de estos centros, como en la zona euro y en otros lugares.

El sistema capitalista, particularmente hoy que está en su fase superior y última, el imperialismo, no puede ofrecer nada positivo a los trabajadores, a los pueblos. Por el contrario, se intensifica la explotación clasista, la opresión, la barbarie brutal, las crisis económicas y las guerras.

Al mismo tiempo, en nuestra región durante los últimos años se están desarrollando grandes luchas por parte de los trabajadores, de los sectores populares, de la juventud. Se centran en la defensa de los derechos fundamentales, que se ven eliminados brutalmente, a través de luchas duras, contra las consecuencias de la crisis capitalista, los esfuerzos del capital, de la UE, del FMI, de los gobiernos burgueses de poner la carga de la crisis sobre los hombros de la clase obrera para salvar la rentabilidad de los monopolios, tanto en Grecia como en otros países.

En el punto de mira de los movimientos populares de la región están además los regímenes antipopulares como los de Egipto y Túnez que durante muchos años contaban con el apoyo de la burguesía y de los imperialistas, de varios mecanismos del capital así como de la “Internacional Socialista”. O en el caso de Turquía contra la violencia y la represión estatal del gobierno de Erdogán, contra la política del neo-otomanismo que recientemente condujo a las calles de muchas ciudades grandes del país vecino a millones de personas cotidianas. Desde Atenas, expresamos nuestra solidaridad con esta gente así como con el Partido Comunista de Turquía.

En otros países los pueblos con las armas en mano, como en Siria y Líbano, están tratando de confrontar las intervenciones imperialistas crueles, los planes de los EE.UU., de Israel y de otras potencias.

Todo ello demuestra que los pueblos no se rinden, sino luchan y entran en conflicto; desgraciadamente, no siempre con la determinación y la orientación que requieren los desarrollos y los tiempos actuales.

En estas condiciones complejas las consignas “¡sin ti no se mueve ni siquiera un engranaje! ¡obrero, puedes prescindir de los patrones!” y “la ley es lo que es justo para los trabajadores, no las ganancias de los capitalistas” que durante los últimos años han resonado en las concentraciones y huelgas en Grecia, se conectan aún más con la consigna “ni tierra, ni agua para los asesinos de los pueblos” que gritan los manifestantes fuera de la base de EE.UU.-OTAN en Suda exigiendo el desencadenamiento de nuestro país de los planes imperialistas para que no se utilice el espacio aéreo, ni la tierra, ni el mar de nuestro país para una guerra imperialista contra Siria, Irán, contra otros pueblos de la región.

 

Estimados camaradas:

El objetivo de este encuentro es examinar conjuntamente los desarrollos, acordar a las posiciones que contribuirán a la denuncia masiva de la agresión contra los pueblos y al desarrollo de la lucha del pueblo.

No es la primera vez que los Partidos Comunistas y Obreros están llamados a estar a la altura de la ocasión y de pie contra la guerra imperialista, ya sea en Afganistán o en Irak, Libia o Mali.

Pero, hoy día, debemos tomar medidas con el fin de informar e iluminar a la clase obrera, los sectores populares, la juventud, tanto en nuestra región como más ampliamente.

Esto es necesario porque los imperialistas están ocultando sus intenciones tras varios pretextos, descubriendo continuamente nuevos o utilizando viejos trucos de propaganda similares a los de Goebbels. Entre ellos, destacan la supuesta “guerra contra el terrorismo”, el supuesto “uso de armas de destrucción masiva”, su supuesto interés para la “protección de las minorías” o para la “restauración de la democracia” etc.

En este esfuerzo de convencer a las masas obreras y populares sobre la necesidad de las intervenciones, de la guerra imperialista, tienen como su coartada, como un “portavoz de izquierdas”, a las fuerzas del oportunismo dentro de los movimientos.

Estas fuerzas repiten descaradamente los argumentos de los centros imperialistas tal como hicieron las fuerzas del Partido de la Izquierda Europea (PIE) en el caso, por ejemplo, de Libia apoyando la ofensiva de la OTAN, o “se lavan las manos”, tal como hacen en el caso de Siria, utilizando los argumentos de las fuerzas políticas burguesas y facilitando de este modo el ataque imperialista, como está haciendo, por ejemplo, SYRIZA en Grecia.

Sin embargo, la intervención imperialista y la guerra no se desatan por estos pretextos, ni tampoco el imperialismo se preocupa por la “democracia en Siria”. La guerra se debe a las contradicciones y las rivalidades que se están creando en el terreno del capitalismo y rigen su naturaleza. Se debe a las contradicciones duras entre los grandes grupos monopólicos, las clases burguesas y, en mayor o menor grado, los estados capitalistas fuertes sobre el control de los recursos naturales (energía, minerales, hídricos etc.), las rutas de transporte de estos recursos (tubos de petróleo, de gas natural, vías marítimas, puertos, aeropuertos, carreteras), la distribución de las cuotas de mercado.

Esta es hoy día la esencia de los acontecimientos que se están desarrollando en esta gran región, un “arco” que se extiende desde el África de Norte, el Mediterráneo Este, el Oriente Medio, el Golfo Pérsico, el mar Caspio, el Cáucaso y los Balcanes.

En toda esta región se desarrollan fuertes rivalidades dado que se están distribuyendo los nuevos recursos energéticos; además el objetivo es que se distribuyan de manera violenta los recursos que habían sido distribuidos diferentemente en el pasado.

En este conflicto se enfrentan potencias muy poderosas, que ejercen influencia sobre los desarrollos a través de “actores regionales” que, sin embargo, cada uno de ellos tiene sus propios objetivos.

Así que aparte de Israel, también Turquía, Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos juegan un papel activo en la intervención para el derrocamiento del régimen sirio.

Este conflicto se lleva a cabo con todos los medios posibles. En la región se concentran flotas navales, sistemas armamentísticas y municiones, y es bien sabido que Israel tiene armas nucleares.

Nosotros, los comunistas, no olvidamos que “la guerra es la continuación de la política con otros medios, precisamente los violentos”. Esto es lo que se desarrolla actualmente en Siria donde el conflicto es feroz y amenaza con un efecto dominó de desarrollos en una región mucho más amplia.

No debemos dejar escapar que una potencia imperialista puede que no dude en crear un conflicto en una región incluso si no tiene la capacidad ni los medios para incorporarlo en su influencia político-económica. Sin embargo, puede convertir una región, por el período que sea necesario, en un enorme “matadero” con el fin de impedir la penetración de intereses imperialistas antagónicos, de impedir la influencia económica y político-militar de una potencia rival.

Los desarrollos que toman lugar en nuestra región no pueden ser plenamente entendidos si no los examinamos a través del prisma de dos factores mundiales muy importantes.

El primer factor es la crisis capitalista que desde hace 6-7 años ha afectado de manera sincronizada a los estados capitalistas fuertes. Una crisis que se debe a la propia naturaleza del sistema capitalista y evidencia los límites del sistema y la dificultad de reproducción del capital a causa de la tendencia decreciente de la tasa media de ganancia.

Ninguna “receta” de política no puede dar lugar a la salida de la crisis a favor del pueblo. Ni tampoco en aquellos países que han salido de la recesión, se han estabilizado y han mantenido un “desarrollo” anémico que se apoya en las ruinas de los derechos sociales y laborales, los recortes en los salarios y las pensiones, las extensas privatizaciones, la comercialización de la salud, de la educación etc. Mientras tanto, es muy probable que entren en una nueva crisis económica profunda.

El segundo factor es que en estas condiciones y debido al desarrollo capitalista desigual a nivel mundial, se desarrollan nuevas potencias capitalistas que pretenden coordinarse entre ellas para fortalecer su posición en los “centros de toma de decisiones” como son las organizaciones internacionales, la ONU, el FMI, la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial etc.

Por esta razón se crean nuevas uniones regionales y mundiales que por supuesto no provocan la reacción positiva de las potencias ya fuertes que están perdiendo posiciones en el PIB mundial, en la distribución de los mercados y de las materias primas. En efecto, conflictos y enfrentamientos se están desarrollando también en otras regiones del planeta.

Sin embargo, estos asuntos siguen siendo muy complejos en nuestra región debido al “mosaico” de nacionalidades y religiones, a los problemas internacionales no resueltos, tal como son la cuestión palestina o la cuestión de la ocupación israelí de los territorios de Siria y Líbano así como de la ocupación turca de territorios de Chipre.

Además, existe el asunto de los problemas bilaterales como es la determinación de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) en el Mediterráneo Este así como el régimen en el Mar Caspío. En estos asuntos se producen continuamente nuevos desarrollos como son:

 

- la agresividad continua de Israel contra el pueblo palestino, con la política de asentamientos, las provocaciones y los ataques continuos.

- la preparación del terreno para un nuevo plan similar al plan “Annan” en Chipre, que no asegurará una solución justa ni viable.

- la transformación del Egeo en “zona gris” por la burguesía turca que no reconoce el Derecho del Mar en relación con la delimitación de las fronteras greco-turcas en el Egeo.

Por supuesto, en esta fase, sobre todo, nos preocupa la situación en Siria, la instalación de los sistemas “Patriot” de la OTAN en Turquía, el papel de la base de Suda (donde abastecen de combustible a los aviones y los barcos militares de los EE.UU.), la decisión de los ministros de exteriores de la UE de levantar el bloqueo de armas procediendo descaradamente al suministro de armas a las fuerzas armadas que luchan en Siria, así como las decisiones de los EE.UU. que también señalan el apoyo abierto de las fuerzas armadas que se oponen al régimen de Assad.

En estas condiciones se hace aún más claro el papel agresivo de la OTAN y de la Unión Europea. Las fuerzas políticas que daban promesas de “seguridad” y “paz” a través de la participación de nuestro país en estas organizaciones imperialistas se han dejado expuestas.

Estas uniones son “alianzas depredadoras” y no pueden “democratizarse” ni “humanizarse” como afirman las fuerzas socialdemócratas y oportunistas. Son unas alianzas hostiles a los intereses obreros y populares y deben estar en el punto de mira del movimiento popular que tendrá que luchar contra sus planes hasta el desencadenamiento final, la retirada de estas. Esto solamente lo puede garantizar otro poder, el poder obrero-popular.

 

Camaradas:

En el período que ha trascurrido, los acontecimientos en Egipto, en Túnez y en otros países han proporcionado mucha información para examinar mejor la situación en relación con la llamada “Primavera Árabe”.

Ahora podemos, por un lado, distinguir mejor la reacción y la lucha del pueblo contra la política antipopular de los regímenes de Mubarak y de Ben Ali, con demandas justas, y por otro lado, el plan organizado por el personal de las potencias imperialistas fuertes para el “Nuevo Oriente Medio” en fin de controlar mejor los avances en combinación con los objetivos de las clases burguesas para el mayor desarrollo del capitalismo, el ajuste de la superestructura política a la base económica de estos países.

Podemos sacar conclusiones sobre los métodos de manipulación del pueblo, en relación con la necesidad de una línea de lucha que agrupe a fuerzas populares y que movilice teniendo, por supuesto, como punta de lanza importantes problemas populares, contra el corazón de los regímenes capitalistas, por cambios radicales por el derrocamiento del poder del capital, de los monopolios, por el cambio socialista.

 

Estimados camaradas:

El KKE desde el primer momento denunció la intervención imperialista en Siria. Expresó su solidaridad con el pueblo sirio y destacó que solamente el pueblo sirio, sin intervenciones extranjeras y chantaje, tiene el derecho de determinar el futuro de su país.

Al mismo tiempo, seguimos destacando en cada oportunidad nuestra solidaridad con el pueblo palestino que lucha, denunciando la barbarie israelí. El KKE se pronunció, de diversas maneras, en contra de la cooperación militar de nuestro país con Israel y tomó una iniciativa internacional para el reconocimiento del Estado palestino soberano e independiente con Jerusalén Este como su capital.

Nuestro partido apoyó y sigue apoyando la lucha del pueblo chipriota por un Chipre unificado, independiente, en una federación, una solución bizonal bicomunal y con una personalidad internacional, sin bases ni tropas extranjeras, una patria común para turcochipriotas y grecochipriotas, sin garantes ni protectores extranjeros.

El reciente 19º Congreso de nuestro partido, que se celebró con éxito, evaluó positivamente esta actividad y se ocupó en particular con la postura de los comunistas en relación a la guerra imperialista. Eso es porque viene en el escenario más claramente la guerra furiosa entre estados capitalistas y monopolios fuertes.

Quedan abiertos asuntos de contradicciones, en el marco de las contradicciones interimperialistas generales, sobre todo en nuestra región, en cuanto a la ZEE y la Energía. Todo ello entraña el peligro de una mayor participación de Grecia, así como de otros países en una guerra, en intervenciones, al lado de una u otra alianza imperialista. No se puede excluir nada, ni tampoco la posibilidad de una guerra imperialista.

No olvidemos que antes de las dos Guerras Mundiales se manifestaron grandes crisis capitalistas de carácter mundial.

Hoy día también el capitalismo está experimentando una crisis severa que ha afectado, en mayor o menor grado, muchos países en Europa, así como Japón y EE.UU. Esta es una crisis combinada con el fortalecimiento de las potencias capitalistas emergentes que pretenden tener un papel más fuerte en los asuntos mundiales.

Este nuevo mundo “multipolar” no es tan “nuevo”. En pocas palabras, cuando existía la URSS, los gobiernos de los diferentes países capitalistas hicieron un esfuerzo para mitigar sus diferencias y formar un “frente” unido contra las fuerzas del socialismo.

La URSS fue el apoyo de los pueblos, de su lucha y, hasta cierto punto, fue capaz de impedir algunos planes imperialistas.

Ahora que ya no existe la URSS y los demás países socialistas de Europa Central y Este, las contradicciones entre los países con el mismo sistema sociopolítico capitalista se expresan con mayor intensidad que antes, lo que lleva a algunos a hablan de la “nueva arquitectura” de las relaciones internacionales.

Sin embargo, los que hablan de una “nueva arquitectura” en las relaciones internacionales y de un “mundo multipolar” con la promesa de que las diferencias de aquí en adelante serán resueltas en las “mesas redondas”, están sembrando ilusiones entre los trabajadores, están pasando por alto las contradicciones que se desarrollan y el hecho de que el propio capitalismo genera las crisis y las guerras.

El 19º Congreso del KKE subrayó la necesidad de que los trabajadores y sobre todo los comunistas sepan qué peligros se crean destacando que: “en todo caso, cualquiera que sea la forma de la participación de Grecia en una guerra imperialista, el KKE debe estar preparado a dirigir la organización independiente de la resistencia obrera y popular para vincularla con la lucha por la derrota de la burguesía, la nacional y la extranjera, como un invasor”.

En base a esto, el objetivo de luchar por el poder obrero popular es el tema que contribuye para evitar el alineamiento con la burguesía o con secciones de ella, evitar el alineamiento-asimilación de los movimientos populares en los objetivos y aspiraciones de las potencias imperialistas fuertes.

El KKE consistentemente se ha posicionado sobre todos los asuntos de amenazas, intervenciones y guerras imperialistas y da peso especial a la actividad y la movilización popular.

Es objetivo es que las organizaciones de masas y las agrupaciones que apoya –como son el PAME en el movimiento obrero, el PASY en el movimiento campesino, el PASEVE en el movimiento de los autónomos y sectores pequeñoburgueses rurales, el MAS el movimiento de los estudiantes, la OGE en el movimiento de mujeres así como otras agrupaciones y organizaciones de masas que toman acción antiimperialista-antiguerra como es el EEDYE- adopten como objetivos de lucha el desencadenamiento de nuestro país de la guerra imperialista, de todo tipo de intervenciones, el desmantelamiento de las bases extranjeras y de los nucleares etc.

La clase obrera y los sectores populares en nuestra región con los comunistas en la primera línea, deben asumir la carga de la lucha contra el derramamiento de sangre que promueven los imperialistas en la región para servir a sus propios intereses.

En este punto, la coordinación de la actividad de los Partidos Comunistas y Obreros se hace insustituible. Según nuestra opinión debe combinarse con la revelación de que la solución para la verdadera seguridad y prosperidad de los pueblos de la región no se puede lograr y salvaguardar por ellos cuya preocupación básica es aumentar la rentabilidad del capital, al tratar de servir los intereses de los monopolios en la región.

La solución se encuentra solamente en la lucha por el derrocamiento de la causa que genera las contradicciones, los conflictos y las guerras. En el derrocamiento del capitalismo y la construcción de la nueva sociedad socialista, libre de distorsiones y errores del pasado en base a la experiencia acumulada y las lecciones-conclusiones que hemos sacado. Porque esta sociedad es esencialmente, como dice el poeta, el “reino” verdadero de la amistad de todos los pueblos, de la paz, de la prosperidad popular.