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La desigualdad de las mujeres en la Unión Europea y en el resto del mundo capitalista. La lucha de los comunistas

Los días 10 y 11 de noviembre de 2016, en Atenas, tendrá lugar un seminario sobre el tema: “La desigualdad de las mujeres en la Unión Europea y en el resto del mundo capitalista. La lucha de los comunistas”, que será acogida por el grupo europarlamentario del KKE. 

Este seminario pretende abrir una discusión entre los partidos comunistas sobre la necesidad y el contenido del trabajo especializado en las mujeres, ya que a pesar de la participación significativa de las mujeres en el trabajo asalariado esta no corresponde con su participación en el movimiento obrero sindical, y más aún en el movimiento comunista.

La discusión abarcará la intervención ideológica y política de los partidos comunistas sobre la cuestión de la mujer en las condiciones actuales de agudización de la ofensiva de los gobiernos burgueses, de la Unión Europea y de otras uniones imperialistas interestatales, de la clase burguesa en cada país. Además, cómo contribuye la especialización del trabajo entre las mujeres a la construcción de organizaciones partidistas en la clase obrera, en el fortalecimiento de los lazos militantes con esta, con las capas populares y con los jóvenes, y cómo se expresa en el reclutamiento. Habrá un intercambio de puntos de vista para la intervención en el movimiento radical de mujeres, es decir en el movimiento de mujeres con orientación antimonopolista-anticapitalista, así como en el movimiento obrero sindical.

El seminario será inaugurado por el diputado europarlamentario del KKE, Sotiris Zarianopoulos.

El discurso introductorio será pronunciado por Eleni Mpellou, miembro del Buró Político del CC del KKE.

En el seminario han declarado su participación 20 partidos comunistas y obreros:

 

1. Partido Comunista de Venezuela

2. Unión de los Comunistas en Bulgaria

3. Partido de los Comunistas Búlgaros

4. Partido Comunista Brasileño

ΚΚΕ

6. Partido Comunista de la India

7. Partido Comunista de la India (M)

8. Partido de los Trabajadores de Irlanda

9. Partido Comunista de los Pueblos de España

10. Partido Comunista, Italia

11. Movimiento Socialista Kazajstán

12. Partido Obrero Socialista de Croacia

13. Partido Socialista de Letonia

14. Partido Comunista de México

15. Partido Comunista Sudafricano

16. Partido de los Trabajadores Húngaros

17. Partido Comunista Obrero de Rusia

18. Nuevo Partido Comunista de Yugoslavia

19. Partido Comunista de Suecia

20. Partido Comunista, Turquía

 

A continuación las Tesis del KKE sobre el tema: “El papel del Partido Comunista en la lucha por la igualdad y las necesidades contemporáneas de las mujeres”.

 

El papel del KKE en la lucha por la igualdad de las mujeres y por sus necesidades actuales

En la lucha por la igualdad de las mujeres y por sus necesidades actuales, en la lucha irreconciliable de clases, se destacaron mujeres comunistas, dirigentes del movimiento obrero revolucionario internacional. Su fuerza derivaba de la comprensión y convicción profunda en la causa de su lucha, por la abolición de la explotación del hombre por el hombre. 

Su ejemplo destaca la necesidad de preparar una vanguardia de mujeres comunistas utilizando el ejemplo práctico de mujeres comunistas en la actividad social, política, en los centros de trabajo, en las universidades, en la familia. Refleja la necesidad de que el Partido Comunista y la Juventud Comunista actúen como vanguardia diariamente en la lucha por las necesidades actuales de las mujeres –tanto de las jóvenes como de la tercera edad- para su igualdad y liberación social, para la mejor participación de las mujeres en la lucha de clases y su elección en los órganos del movimiento obrero y popular, en las organizaciones de masas.

Esto significa que cada partido comunista tiene tareas correspondientes en cuanto a la integración consistente de la cuestión de la mujer en la actividad ideológica, política, de masas y organizativa del Partido. Esta intervención ideológica y política especializada del partido entre las secciones de las mujeres con criterios de clase debe basarse en el trabajo interno en los órganos del Partido y de la Juventud Comunista, en las organizaciones del Partido para la comprensión de las posiciones políticas del Partido en combinación con su percepción sobre la cuestión de la mujer. Más en concreto, les debe preocupar el esfuerzo de formar mujeres dirigentes de la clase obrera, el trabajo para la formación de las mujeres jóvenes del Partido. Así estarán mejor preparadas para que cuando formen sus familias, se enfrentarán a los nuevos problemas y participarán en el movimiento y en el Partido desde un punto de vista de clase.

Para que nuestro trabajo tenga resultados más visibles los órganos del partido deben asumir la responsabilidad colectiva con un plan a largo plazo, con control creativo y persistente, y al mismo tiempo encargar a mujeres y hombres camaradas para contribuir con entusiasmo a este trabajo.

Un aspecto de la formación ideológica y política de los miembros del Partido y de la KNE, del círculo de influencia del Partido, son los artículos de la Revista Comunista y de Rizospastis, de Odigitís y la actividad editorial. Esta incluye obras teóricas como El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado de Fr. Engels, colección de textos sobre la cuestión de la mujer escritos por Marx-Engels-Lenin y recientemente el libro de Al.Kollontai La mujer en el desarrollo social (1925). Estas obras teóricas son vigentes y necesarias porque arrojan luz a la esencia de clase y a la base histórica de la posición social de la mujer que tiene que ver básicamente con su posición en el trabajo social y, consecuentemente, con su posición en la familia –en base a las necesidades particulares que emanan de su papel en el proceso reproductivo-, y las relaciones entre los dos sexos.

Mantienen su importancia hoy tanto para las mujeres menos informadas que se han integrado o proceden de la clase obrera o de capas populares y para las mujeres jóvenes, como para las mujeres con conciencia de clase, activas, para las trabajadoras y empleadas sindicalizadas, para las estudiantes, para las mujeres científicas asalariadas o por cuenta propia, y sobre todo para las dirigentes y miembros del KKE y de la KNE.

Por supuesto, la doble opresión de la mujer, en base de clase y de género, hoy no se identifica con la de los principios del siglo pasado, como ha sido descrito en las obras de los teóricos y de otros representantes del movimiento obrero revolucionario. Esto tiene que ver tanto con los derechos burgueses más generales (p.ej. en la educación), como con los derechos particulares de las mujeres (p.ej. el derecho familiar, la extensión de los derechos electorales burgueses). Algunas posiciones o consignas que se utilizaban, se deben adaptar a las condiciones actuales. Por ejemplo, aunque el derecho al voto se ha concedido, para la mayoría de las mujeres –para las que pertenecen en la clase obrera y las demás capas populares- sigue siendo en gran medida un derecho formal o, mejor dicho, está sometido a la manipulación del poder capitalista. En otras palabras, una trabajadora, una empleada, una trabajadora autónoma, una campesina pueden utilizar el derecho de “presentarse a las elecciones” sólo bajo la protección de los partidos burgueses, mientras que la emancipación social completa de la mujer se alcanzará solamente con su incorporación –directamente o como aliada- en el movimiento obrero revolucionario, en el Partido Comunista.

La misma adaptación se requiere con respecto a la consigna que se utilizó en relación con la “liberación de las mujeres de las ollas”. Hoy día, debido al desarrollo de las fuerzas productivas, la “esclavitud del hogar privado” implica condiciones técnicas diferentes de que hace un siglo. En bastante gran parte del capitalismo mundial, la mujer ni se lava la ropa a mano, ni usa cocina de leña. Sin embargo estos fenómenos todavía existen, incluso en el capitalismo contemporáneo, particularmente en amplias zonas de Asia, África y América Latina. Al mismo tiempo, las mujeres refugiadas y sus hijos, incluso en países de Europa como Grecia, viven en condiciones miserables. Hay también un gran número de mujeres, y hombres, sin hogar, debido al desempleo y a la miseria. Sin embargo, lo que es un fenómeno general en el mundo capitalista es la inseguridad de la mujer trabajadora asalariada –así como de la trabajadora autónoma-, la falta de un horario de trabajo estable en una base diaria o semanal, la intensificación del trabajo, sin que la mujer haya sido esencialmente liberada del cuidado y de la responsabilidad privada no sólo para la reproducción de su propia fuerza sino además para la de sus hijos, y, a menudo, para la de su marido desempleado o para la supervivencia de sus padres que no tienen cobertura de la seguridad social etc.

Es posible que en las condiciones actuales de la lucha de clases, incluso en el marco de los órganos del movimiento obrero y popular organizado, se considere innecesario llevar a cabo un trabajo especializado entre las mujeres de posición socioeconómica o procedencia obrera-popular con el fin de aumentar su participación en la lucha anticapitalista-antimonopolista. El hecho de que hoy día se ha levantado en sentido formal-legal una serie de obstáculos anacrónicos respecto el derecho de las mujeres a la educación, el derecho familiar y hereditario, el influjo de la mujer como trabajadora asalariada en una serie de sectores y ramas de la economía, no anula su posición de desigualdad en el marco de la sociedad capitalista que se expresa a través de nuevas formas en las condiciones contemporáneas.

El desarrollo de las fuerzas productivas, principalmente su expresión capitalista, ha llevado a una independencia económica relativa de las mujeres (según los datos de la Unión Europea hoy día las mujeres representan en promedio el 63,5% de las mujeres capaces de trabajar en la UE). Sin embargo, esta independencia no podía ser de carácter de liberación económica y social esencial en condiciones de relaciones sociales de explotación. El capitalismo saca provecho de la perpetuación de la desigualdad, puesto que es una fuente de ganancia adicional, de aumento del nivel de explotación y de manipulación política. En el marco de la sociedad explotadora, la relación de las mujeres con la maternidad se utiliza de manera reaccionaria. El cuidado de los niños, de los ancianos, de las personas discapacitadas y del hogar sigue siendo un asunto familiar privado con una carga especial para las mujeres de las familias obreras y populares. La mujer no ha sido liberada de la coerción económica y social, y el hombre tampoco. Dicha liberación requiere la revolución social y política del proletariado para establecer el poder obrero revolucionario, para la construcción socialista.

Todo ello prepara el camino que objetivamente impide, retrasa el desarrollo de la conciencia política y de clase de las mujeres, y su participación organizada estable en la lucha. El tema crucial hoy es que se reducen las demandas, se crea una brecha entre las demandas reducidas y las necesidades cada vez mayores. La reducción de las demandas tiene que ver con la falta de experiencia política, con la falta de organización y la manipulación, la intimidación de las mujeres particularmente.

La comprensión de estas dificultades plantea la necesidad de elaborar un plan a largo plazo para la construcción de organizaciones de los partidos comunistas en la clase obrera, reclutando a mujeres de posición socioeconómica o procedencia obrera-popular. La contribución de la Sección del Comité Central del KKE con sus posiciones elaboradas respecto las trabajadoras asalariadas, las trabajadoras autónomas, las campesinas, las mujeres jóvenes, sobre cualquier asunto que preocupa a las mujeres populares, puede ser decisiva en cuanto al esfuerzo del partido de reclutar a mujeres, de desarrollar vínculos con la clase obrera y con el pueblo. Hay que tomar en cuenta a qué sección de mujeres nos dirigimos en términos de edad y de posición de clase social.

Por ejemplo, en Grecia, una serie de grupos monopólicos contratan personal con contratos temporales y a tiempo parcial. La mayoría de los trabajadores de este tipo de contratos son mujeres. El curso de la construcción de organizaciones del Partido, del reagrupamiento del movimiento sindical en ramas específicas (telecomunicaciones, restaurantes-turismo, alimentos-bebidas, sector financiero, de asistencia sanitaria privada etc.) y en general, depende en gran medida de la especialización de nuestra política en cuanto a las trabajadoras y las empleadas.

 

La lucha del KKE contra las teorías burguesas y pequeñoburguesas sobre la cuestión de la mujer

 

Un aspecto de la intervención política, ideológica y de masas del partido comunista es el seguimiento, el estudio y la organización de la lucha ideológica ante la especialización de la estrategia burguesa respecto las mujeres, lo que se refleja en las resoluciones de la UE, de la OTAN, de la OCDE, de gobiernos burgueses y otros mecanismos del estado burgués (administración local, educación, medios de comunicación etc.).

Este esfuerzo hoy es más exigente que antes, ya que el sistema de explotación llevó a cabo una modernización burguesa respecto la posición de la mujer, a través de las leyes que aprobó su personal político, los gobiernos burgueses, que camufla los problemas contemporáneos de las mujeres jóvenes y de la mayoría de las mujeres de los sectores populares.

Toda esta modernización burguesa trajo ciertos cambios para la trabajadora, la empleada, la trabajadora autónoma. Sin embargo, estos cambios se llevaron a cabo bajo la influencia de las conquistas de las mujeres en los países donde se construyó el socialismo, bajo la presión que ejercían las luchas del movimiento obrero y de mujeres. Al mismo tiempo, cubren además las necesidades de la sociedad capitalista.

A medida que se desarrollaba el capitalismo, necesitaba mujeres con estudios para incorporarlos en la producción capitalista.

Pero al mismo tiempo, al utilizar las dificultades actuales de las mujeres de combinar el trabajo y el cuidado de su hogar, la UE, los gobiernos, los empresarios capitalistas implementaron de manera masiva y sin la reacción popular requerida, las relaciones de trabajo flexibles, el trabajo a tiempo parcial. En base a sus datos, el 76% de los trabajadores con trabajo a tiempo parcial en los países de la zona euro son mujeres. Consecuentemente, las mujeres tienen salarios más bajos que los hombres, y pensiones más bajas.

¿Por qué? Por que en mayor medida, trabajan como trabajadoras no especializadas, porque trabajan a tiempo parcial, lo que significa que reciben un sueldo parcial, cobertura para la seguridad social parcial, en esencia una vida parcial. Además, se ven obligadas a dejar su trabajo para períodos más largos durante su vida laboral, teniendo la responsabilidad exclusiva para el cuidado de los niños y de los ancianos.

Hoy hablan de la necesidad de que los hombres participen más en el cuidado de los niños y el hogar con el fin de promover la flexibilidad laboral en los hombres también. En el Parlamento Europeo, en los comités respectivos se lleva a cabo una discusión sobre la “licencia por paternidad”.

Existe un interés particular por parte de organismos y alianzas imperialistas, como es la OTAN, el FMI y la UE, así como de los grupos monopólicos sobre la participación de las mujeres en los llamados “Centros de Toma de Decisiones”. Es decir que se aumente el porcentaje de las mujeres en los consejos de administración de empresas, en órganos del poder burgués, en los parlamentos nacionales. De esta manera, no sólo absuelven el sistema capitalista, sino que fomentan la oposición entre los dos sexos, esconden la contradicción básica entre el capital y el trabajo detrás de la polarización entre hombres y mujeres.

El criterio para la política y las posiciones no es el sexo, sino los intereses de clase que sirven.

De manera correspondiente, les preocupa la participación de las mujeres en la dirección de empresas. Presentan como un ejemplo que las empresas dirigidas por mujeres tienen un aumento de 6% en las ganancias anuales. Las ganancias significan la intensificación de la explotación de los trabajadores de la empresa, tanto de los hombres como de las mujeres.

Toda esta discusión es el cebo para la incorporación y manipulación sobre todo de las mujeres jóvenes con educación superior, de las que los burgueses tienen la tendencia de utilizar un pequeño porcentaje. La burguesía en cada país entiende que debe formar un grupo dirigente de mujeres de la gran burguesía que promoverá sus valores e ideas, la ideología burguesa entre las mujeres, ocultando los diferentes intereses de clase que tienen las mujeres (de la clase obrera y de las capas populares) de las esposas de sus explotadores.

Al mismo tiempo tratan de implementar un compromiso con la selva laboral actual. Por ejemplo, en un artículo de MANPOWER invoca la capacidad de las mujeres burguesas de tener un horario de trabajo más flexible que no requiere su presencia física y puede ser una función de administración.

Esto no es un problema para las mujeres de negocios sino para las mujeres jóvenes investigadoras, las mujeres científicas asalariadas, las trabajadoras especializadas, que están siendo privadas incluso de derechos fundamentales relacionados con la protección de la maternidad, los permisos y los beneficios.

Además, una investigadora que es madre dónde dejará a su niño para hacer una investigación sociológica, no sólo bibliográfica, para pasar tiempo en el laboratorio, cuando la infraestructura social como las guarderías proporciona servicios mínimos o carísimos. En este sentido, el fenómeno del “techo de cristal” todavía existe.

Pero existen muchas maneras para “ocultar” la raíz, la raíz clasista de todas las formas contemporáneas de desigualdad de la mujer que son extremamente peligrosas para la lucha de hombres y mujeres en el movimiento obrero y popular en base a sus intereses de clase comunes.

Por ejemplo, la opinión que la desigualdad de la mujer es producto y creación de la mentalidad de los hombres llega a la conclusión que las mujeres deben considerar como oponentes a sus maridos, a sus hermanos, a sus padres, a sus compañeros de trabajo y no el sistema que crea la desigualdad, la pobreza, el desempleo, la inseguridad para ellas y para sus familias.

Estas teorías y las prácticas políticas respectivas presentan como fuente de la posición desigual de la mujer, el carácter específico de sus funciones biológicas y las diferencias entre los dos sexos. La presentan como una cuestión de mentalidad, de comportamiento, consecuencia del poder patriarcal. Consideran que las opiniones e ideas dan lugar a los problemas sociales y que entre ellos está también la cuestión de la mujer. En realidad, las ideas se crean sobre la base de las relaciones materiales de la gente y las reflejan.

En fin, llegan a la opinión de que las discriminaciones de género serán confrontadas mediante iniciativas legislativas.

El KKE no subestima en absoluto el Estado, la educación, la Iglesia, los medios de comunicación, la política social que legitiman la desigualdad en el marco de la sociedad. El hecho de que las opiniones erróneas respecto la posición de las mujeres en el mundo capitalista contemporáneo se reproducen no sólo a través de la postura de los empleadores en los centros de trabajo sino además a través de la postura, el comportamiento de los hombres en los órganos del Estado burgués, a través de los medios de comunicación, la educación, a través de dogmas religiosos, no refuta el hecho de que la fuente de la desigualdad de las mujeres es la división de la sociedad en explotadores y explotados.

Por un lado, están siendo reproducidos puntos de vista anacrónicos y reaccionarios que sobreviven hasta hoy día, sobre todo en sociedades más atrasadas o en condiciones de crisis económica capitalista prolongada y de desempleo masivo. Según ellos la mujer debe estar atada al hogar privado, tener como papel principal la maternidad, lejos de la producción y la actividad social.

Al mismo tiempo, la propaganda burguesa en nuestros días, en el nombre de la supuesta “libertad”, reproduce teorías que incluso abarcan puntos de vista irracionales respecto la procreación y el parto.

Las teorías sobre el género social lo presentan como una construcción social, una construcción lingüística, como un papel que la sociedad asigna a sus miembros. Se trata de puntos de vista que en algunos casos hasta no reconocen las diferencias de género entre hombres y mujeres como un hecho objetivo, poniendo la realidad cabeza abajo. No aceptan que existe una base biológica para la atracción entre hombre y mujer, y para la realización del acto sexual; al contrario, defienden que la atracción es exclusivamente de carácter social.

Lo principal es que absolutizan la experiencia individual como fuente de conocimiento a expensas de la experiencia y el conocimiento social, la realidad social.

No piensan que la lengua refleja la realidad, sino que la lengua construye la realidad; dicen que las identidades se construyen a través del habla. Niegan la existencia de la realidad objetiva, que existe independientemente del conocimiento humano y se refleja por ejemplo en la experiencia y en el lenguaje.

Por ejemplo, la palabra es más que un mero símbolo. No es sólo un contrato para que nos entendamos. Tiene una base material y está ligada con relaciones objetivas y refleja su base histórica. Cuando nombramos algo lo hacemos porque algo ya existe y no para crearlo. Respectivamente, el significado expresa la relación objetiva del individuo con el mundo, a pesar de que se crea subjetivamente.

De este modo distorsionan la represión de clase y de género, y como consecuencia aplastan las necesidades sociales particulares de las mujeres que emanan de su papel en la reproducción. De esta manera ocultan el hecho que los problemas en la relación entre los dos sexos –problemas de comunicación y comportamiento- tienen sus raíces miles de años atrás, en la primera sociedad clasista.

Mientras predomina la propiedad capitalista privada, seguirán reproduciéndose el individualismo y el antagonismo, el modo de vida egoísta que además afectan a la clase obrera, a los sectores populares y arruinan las relaciones sociales, las relaciones entre los dos sexos, las relaciones personales. El ánimo de lucro capitalista opera como incentivo económico a través de la misma institución de la familia, reproduciendo las coerciones económicas, sociales y culturales. En la sociedad capitalista lo que se regula, incluso a través de la ley, son las relaciones económicas de los padres con los hijos.

La organización de la lucha contra estas teorías –y con la práctica política basada en estas- junto con las elaboraciones programáticas del partido comunista, utilizando la experiencia positiva y negativa de la lucha de clases, la construcción del socialismo en el siglo 20, pueden elevar nuestro esfuerzo a un nivel superior en la lucha ideológica, política y de masas, en la organización de mujeres en el movimiento obrero, de mujeres, en el movimiento popular en general. Como partido comunista debemos tomar medidas más decisivas para el crecimiento de su militancia con la incorporación de obreras, mujeres de las capas populares, sobre todo mujeres jóvenes, así como para su elección en los órganos del Partido.

 

La importancia de la actividad especializada del movimiento obrero y popular entre las mujeres, la experiencia del movimiento de mujeres independiente

 

El KKE, junto con la KNE, con unas actividades multiformes hasta el 2018, en el marco de las celebraciones de su 100 aniversario, intenta utilizar la experiencia histórica respecto cómo abrió el camino para la participación de las mujeres en la lucha sociopolítica de clases, en el movimiento sindical, en el movimiento radical de mujeres. Hay que destacar la gran experiencia de los esfuerzos de nuestro Partido en el trabajo con mujeres de la clase obrera en la elaboración de objetivos de demanda y lucha políticos y de masas para las obreras, las trabajadoras autónomas, las trabajadoras en sectores de la economía informal, como las llamadas criadas en el pasado, y luego las empleadas que trabajan en casa y las señoras de la limpieza.

Las comunistas y las aliadas con el KKE participan en organizaciones de mujeres cuya orientación y actividad se definen en base al carácter clasista de la cuestión de la mujer. Se trata de asociaciones y grupos de la Federación de Mujeres Griegas (OGE). En las asociaciones de mujeres participan mujeres de la clase obrera, de las capas populares, independientemente de sus preferencias políticas.

En la OGE participan trabajadoras, empleadas, desempleadas, trabajadoras autónomas, campesinas, madres jóvenes, estudiantes, pensionistas, inmigrantes. Además, algunas mujeres todavía se dedican solamente a las tareas del hogar. Algunas participaban ya en el movimiento, pero otras primero entraron en contacto con la actividad colectiva radical a través de las asociaciones y los grupos de mujeres de la OGE que están en su barrio.

Las mujeres comunistas que participan en el movimiento radical de mujeres están tratando de elaborar el contenido y las formas de actividad, las demandas de la lucha que pueden contribuir a atraer a más mujeres de posición socioeconómica o procedencia obrera-popular, a despertar su conciencia de clase. Estas elaboraciones ayudan a motivar los órganos del movimiento obrero-popular a desarrollar actividades especializadas similares para aumentar el nivel de organización de las mujeres.

Incluso, existe el peligro, para las mujeres con conciencia de clase, a abordar la cuestión de la mujer como plenamente integrado en el movimiento obrero sindical, ya que las mujeres y los hombres trabajan juntos en todas las ramas de la industria, en todas las ramas del trabajo social, en los sectores de la administración del Estado y participan conjuntamente o pueden participar en las organizaciones sindicales correspondientes. Existe el peligro que las estudiantes comunistas piensen de esta manera unilateral ya que ya no experimentan la segregación de género en la educación secundaria, como ocurría en el pasado, o las barreras de género en la educación superior.

Hoy día, por lo menos los sindicatos clasistas tienen en sus declaraciones la demanda “salario igual para trabajo igual”, es decir igualdad de hombres y mujeres en el régimen de la explotación clasista. Pero en la práctica, les resulta difícil examinar específicamente cómo “se viola” por los capitalistas y sus estados la “igualdad” en el nivel de explotación de hombres y mujeres o porqué en la práctica la fuerza de trabajo de la mujer como mercancía tiene un valor inferior que la fuerza de trabajo del hombre. Por ejemplo, mayor número de mujeres en los trabajos con salarios más bajos, restricciones debido al embarazo, mayor participación en trabajos con relaciones laborales flexibles etc.

Al mismo tiempo, gran parte de las juntas directivas de las federaciones sindicales que ejercen un sindicalismo patronal y gubernamental, en el nombre de la “igualdad” apoyó las medidas reaccionarias del gobierno y de los patronales a expensas de las mujeres asalariadas como por ejemplo la equiparación de la edad de jubilación de las mujeres y de los hombres, abolición de la prohibición de los turnos de noche para las mujeres o limitación en las exenciones respectivas etc. 

Un problema general que importa también a los sindicatos, las federaciones, las Centrales Regionales de Trabajo con orientación de clase, que en Grecia se agrupan en el Frente Militante de Todos los Trabajadores (PAME), es la participación muy baja de las mujeres en las juntas directivas, incluso en sectores con gran presencia de mujeres trabajadoras. Incluso, el hecho de que no se ha llevado a cabo algún estudio serio respecto la participación de las mujeres en los órganos del movimiento sindical expresa la falta de conocimiento de las formas contemporáneas y de las dimensiones de la cuestión de la mujer.

Los esfuerzos realizados en los últimos años para la actividad conjunta de las asociaciones de mujeres con organizaciones obreras y populares con una línea de lucha antimonopolista, han ayudado al fortalecimiento de la orientación en cuanto al contenido y las formas de este trabajo especializado. Se trata de la organización conjunta de iniciativas militantes relativas a casos de despidos de mujeres embarazadas, de las condiciones de trabajo de las trabajadoras asalariadas, así como de asuntos que tienen que ver con el conjunto de la familia obrera popular: la maternidad, la atención sanitaria y las mayores necesidades de prevención para el organismo de las mujeres, educación, bienestar, deportes, cultura, la cuestión de los inmigrantes y refugiados, la violencia contra la mujer etc.

La cuestión más compleja es el trabajo paciente para fortalecer la iniciativa de las mujeres en el movimiento, para profundizar el acuerdo en la línea de acumulación de fuerzas en dirección antimonopolista-anticapitalista.

 

 

La Sección del Comité Central del KKE

para la igualdad y la emancipación de las mujeres